lunes, 16 de agosto de 2010

El orígen.

¡Nueva etiqueta a pedido del público!. Hoy doy por inaugurada la sección: "¿Dulce historia?" y en esta oportunidad veremos los orígenes del concepto de "postre". Presten atención y espero les resulte interesante!.
El postre es el sello de una sociedad verdaderamente civilizada. Cuando nuestros ancestros se reunían en torno al fuego, luego de un duro día de caza, no se les ocurría pensar en qué tomarían de postre. Un postre no se toma en concepto de "sacar el hambre", sino para terminar de comer con un toque dulce, es un "broche de oro final". Un postre sirve como "deleite" no como "sustento".
Hace ya mucho tiempo que los dulces constituyen un manjar exquisito en la alimentación humana. Miles de años atrás, en Asia, el jarabe de caña ya se utilizaba como edulcorante y en Europa se consumían frutas y miel. Como bien sabemos, el azúcar es la base de los postres. El azúcar, al igual que las especias, se lo introdujo en el mundo occidental a través de las rutas comerciales árabes y al principio solo se vendía en cantidades exiguas y para uso medicinal a precios prohibitivos, por lo que se lo llamo "oro blanco". En los siglos siguientes los ricos utilizaron el azúcar a mansalva como signo de opulencia esparciéndolo sobre todo tipo de platos. No fue hasta el siglo XV cuando los Italianos recuperaron la costumbre árabe de emplear el azúcar únicamente en ciertas preparaciones selectas. Aunque los ricos hayan disfrutado de los dulces durante cientos de años, en occidente la idea del postre como plato aparte es relativamente moderna. Al principio los platos dulces se servían en la mesa de gala junto con lo salado. Un solo plato se componía de ternera, lengua, pollo, blancmange, (postre a base de crema, gelatina y almendra), volauvent, un pastel y pescado. De hecho muchos postres evolucionaron de platos salados.
La gelatina.
En sus orígenes la gelatina se servía en los banquetes como plato decorativo salado: se la obtenía de la cocción de huesos de animales y se moldeaba con creatividad para presidir la mesa, mostrando la maestría del cocinero y su control con los ingredientes en crudo. Posteriormente, comenzó a endulzarse y, con la invención del molde de cobre para gelatinas en la época victoriana, la idea cuajó definitivamente provocando un delirio de blacmangers, cremas y pasteles en moldes, (denominados sencillamente "formas"). La gelatina en polvo fue creada en la década de 1840 aunque se hizo popular mucho tiempo después con la llegada de la nevera y la refrigeración casera. Continuará...
(Material extraído de "Postres". El libro esencial de los postres. Edit. Könemann. Edición Española 1999.)