domingo, 25 de abril de 2010

Los clásicos infaltables.

Hay clásicos que no pueden faltar en el ambiente "cocinístico". Son todas aquellas cosas que nos identifican, nos caracterizan y nos agrupan. Son situaciones y hechos que si o si suceden en cualquier cocina, cualquiera sea su nivel, ubicación y pobladores.
-1er clásico:Radio/ lucha de diales.
En las cocinas siempre está el conocido "huevo" o mini aparato musical. Este aparato gralmente es aportado por un compañero/a, (ya baqueteado, el aparato), o se compra haciendo la famosa vaquita con el dinero recaudado de las conflictivas propinas. La radio está siempre prendida salvo en el despacho, momento en el cual se corta todo. La radio es parte de nuestra convivencia, es una gran compañía, motivadora de ánimo y también es un contacto con el mundo exterior. En todas las cocinas hay un mismo y único conflicto con la radio, conflicto que denominaré: "La lucha de los diales". La lucha es: cumbia vs clásicos de los 80´ o vs latinos o vs partidos de fútbol. Todos aquellos que trabajen en una cocina se sentirán identificados.....esta pelea es uno de los grandes clásicos que nunca never, jamas de los jamases falta.
-2do clásico: La dieta.
En las cocinas siempre, en algún momento del año, empezamos la dieta.
Lo nuestro no pasa tanto por tener que bajar de peso, sino por ordenar nuestras comidas y mejorar la calidad.....cortar con el picoteo!. En todas las cocinas por las que he pasado en algún momento se da el grupo o el subgrupo en el cual surge el planteo y la auto motivación para resistir a nuestros malos y cotidianos hábitos alimentarios. También nos obligamos a ir a un gimnasio o a hacer algún tipo de actividad física en nuestro tiempo fuera de la cocina. Aquí voy a incluir la costumbre que formaría parte de la antidieta: la vaquita para comprar la gaseosa diaria que apaga el incendio durante el despacho.
-3er clásico: El mate.
No hay cocina Argentina en donde no halla un mate y un termo; más aun en las cocinas donde hay compañeros del interior del país. La vuelta del mate nos une, nos hace hermanos, nos integra y nos acompaña en nuestras largas jornadas. Es un gran apoyo para nosotros.
-4to clásico:La fumarata.
Los cocineros fumadores se suelen encontrar en algún pasillo, baño, terraza, escalera, patio para hacer un break y fumar un cigarro. Es todo un ritual para ellos.
-5to clásico:La charla.
La cocina es un ámbito en donde no falta nunca la charla. Desde encuestas grupales, temas de discusión y debate, historias, anécdotas, confesiones, apuestas de todo tipo y factor. Surgen amistades, enemistades y amoríos muy variados. Los temas infaltables: sexo y fútbol.
-6to clásico:La jarra loca.
Es un líquido que solemos preparar en una frapera....siempre tiene hielo, mucho hielo...el resto es variable...Algún compañero/a, post paliza o durante, tiene un momento de lucidez, se copa y la prepara; es la nafta que nos da impulso en el momento más duro de la jornada. Cuando estamos en temporada fuerte, todo vale en esa jarra.

Este es el clima que se vive en una cocina. Mucho ruido, movimiento, mate y charla con aire a sexo y fútbol. Los gastronómicos somos gente con espíritu de acampantes y somos gente que necesita y crea rituales para hacer más amena esta movida. Aquí comparto con ustedes una foto bien típica: el aparato musical actual sobre el dispenser de agua y a la derecha la mesita "oficina" con mate, termo, yerba, vasos y.......vi no.....viiinoooo???, hay un vino ahiiiiii???, no, nooo puede seeer un vino......quéeeeeee hace ahíiiiiiiii??????. Para cocinar seguramente, see, seeeee.....see.

domingo, 18 de abril de 2010

Le cuisine des rats.


Tengo mucho para contar acerca de “la nueva” cocina, el nuevo trabajo….Pero si tendría que elegir una primer nota para introducirla, presentarla a ustedes mis queridos lectores…ésta es la nota: les presento a “La cocina de las ratas”.
La cocina en la cual me encuentro trabajando, está ubicada en un fabuloso subsuelo de 3000 mil metro cuadrados en donde funciona un teatro. Allí se ofrece un show de tango con música en vivo y nosotros estamos con el tema de la cena...osea: el lugar ofrece cena-show. La construcción data de principios del 1900 y nuestra ubicación es en pleno centro Porteño, a unas 8 cuadras del Río de la Plata.
A los tres días de estar trabajando allí me jefe me dice: “P deja todo bien tapado y guardado…mira que a la noche nos visitan las Ratatouilles que no son exactamente Ratatouille, eh...” y miró hacia una pared que tengo de costado en cuya parte inferior hay dos agujeros. Yo lo miré y abrí bien grande los ojos…Como aún no lo conocía bien a mi jefe no supe discernir si me hablaba en serio o si era en joda, así que pensé: “Me esta jodiendo”.
Cinco días después... Llego al trabajo y mi única compañera mujer me cuenta que a la mañana habían encontrado una rata tamaño extra large caminando debajo de la bacha y que uno de los cocineritos la había corrido hasta atrapar. Ya ahí me doy cuenta de que el tema era en serio y no solo éso sino también de que los animales estaban en plena convivencia!!!. Un día después…. en mi sector comienza a sentirse un olor nauseabundo intenso…algo así como a putrefacción más zoológico. Mi jefe se acerca y me dice: “Sabes de que es ese olor, no...............???. De rata podrida". “Ahhh la mierdaaaaaaaa….puajjjjjjj”, me dije. Mis ojos bien grandes, cara de asco y horror total….”Donde me metí!?!?!?”. Día siguiente llego y los agujeros que estaban en la pared del costado estaban tapados por dos maderas. El olor seguía. Todos pasaban y se hacían eco de “Que baranda”. Mi jefe me dice que había mandado a tapar los agujeros, que en tres días vendría el fumigador a limpiar todo y a ver que se podía hacer…y me dice señalando hacia arriba: “Mejor ni te digo que hay arriba tuyo, en el entrepiso, porque vas a pedir que te cambiemos de lugar”….Yo miro hacia arriba, se veía el techo pero mi mente lo traspaso y me imagine más allá...pienso: “Esto esta lleno de ratas…..mierda…puajjjjjjjjjjjj……que no se me caiga encimaaaaaa!!!!”.
Día siguiente: tengo que usar la sobadora y mis compañeros la traen hasta mi mesada…Uno me dice: “P limpia la bien que no la estamos usando y las ratitas como panchas por su casa”. Yo abro bien los ojos….mi compañera me mira y se sonríe….yo le digo: “Che, en serio hay tantas??”. Ella me dice: “Siii, no sabes lo que es esto de noche….una vez miraron por las cámaras y se las veía pasar chunnn para un lado... chunnn para el otro…y cuando la sobadora estaba fija en aquella mesada cuando hacíamos las pastas….se ve que pasaban por el tachito del costado de la harina y después por la madera de bajada de la sobadora y quedaban todas las marquitas de las patas”..”Nooooooooooooooooo…”, le digo…”De trampolín la usaban las guachas, jejeje”.
Increibleeeeeeeeeeeeeeeeeeeee…….se que están por todos lados….y que no se van a ir…Mientras ellas salgan de noche y se escondan cuando nosotros lleguemos…todo bien…..Espero nunca toparme con una porque mis gritos se van a escuchar hasta la peatonal de arriba. Una vez más pienso que que bien esta hecha “Rataouille”. Ahora, todos los días mientras trabajo en mi mesada me flasheo con el techo y lo que estará pasando allá arriba, en "El mundo de las ratas". ¡Un bon jour des rats et restez dans ses maisons!!!!.

jueves, 8 de abril de 2010

Ser mujer en una cocina.

Hace tiempo que quiero escribir esta nota pero si no lo he hecho antes es porque no he sabido como comenzarla siquiera. Estando el otro día con amigos de la vida, un amigo me hizo una pregunta que me dio el pie que creo necesitaba. Él me ha preguntado: “Pero como…¿en las cocinas no son mayoría mujeres?”. “En las cocinas hogareñas, si…pero en las profesionales no”, fue mi respuesta. Y esta situación me dio a pensar dos cosas: una que la gente común, (común=no gastronómica), siempre tiene conceptos de la gastronomía bastantes alejados de la realidad y otra que no imaginan cuan heróico es el trabajo de una mujer gastronómica.
Es muy difícil ser mujer y trabajar en gastronomía…es decir, cualquier mujer puede hacerlo, pero lo difícil es hacerlo con dignidad y tener continuidad. La exigencia física, el calor, los cortes, quemaduras, los días, la carga horaria y los horarios en si, los volúmenes, la presión, la mugre…todo indica que este trabajo es para hombres. Sin embargo, hay mujeres que nos animamos a ésto y a lidiar con mayoría de hombres. A la hora de poner en una balanza el tipo de trabajo y el hecho de ser aceptadas por los hombres gastronómicos sin tener que entregar nada a cambio…ja….creo que tiene mayor peso la aceptación de nuestros compañeros a base de dignidad y buen desempeño. El “hombre cocinero” exige por dos: pretende que seamos casi hombres sin dejar de ser mujeres y además que trabajemos a la par. ¿Como sería esto de que seamos casi hombres siendo mujeres...???. Al cocinero le gusta la mujer bien mujer pero que tenga las pelotas bien puestas. La mujer gastronómica debe tener su lado masculino bien desarrollado: preguntar como mujer pero contestar como hombre…sentir como mujer pero actuar como hombre… agacharse como mujer pero correr como hombre…Si, son jodidos los hombres gastronómicos, pero hasta ahí!. Si tu, “mujer gastronómica”, has nacido con esta habilidad y cintura para adaptarte a tan difícil situación…la pasarás muy bien. El hombre gastronómico una vez que te acepta, te adopta y te cuida como si fuera un padre o un hermano mayor. Te ceba un mate, te alcanza lo que esta alto, te sube lo pesado, te cede el tacho harinero para sentarte, te prepara tu comida favorita, te cubre para que puedas ir al baño, te deja cambiar la radio a tu estación favorita, te pregunta si estas bien, te defiende ante cualquier grosería de todo ser que no habite la cocina. Nos adoran a la hora de usar la manga y hacer trabajos minuciosos o detallados. ¿Qué sucede con la mujer con pocas aptitudes?, ja…lo que sucede en la mayoría de los trabajos: regalan otro tipo de habilidades para mantenerse a salvo en el campo de batalla.
Entre las mujeres mismas de una cocina nos vamos eligiendo y cuidando. Las “Gastro-girls”, una vez que nos ponemos la chaqueta nos transformamos…dejamos la bijou, el rimel, la pollera y los tacos a un lado. Nuestro costado masculino aflora y, sin olvidarnos de nuestra femineidad, somos casi uno más del batallón. Transpiramos la camiseta como un jugador de fútbol, nos embarramos, si es necesario, como un soldado en el lodo....como un bombero, agarramos la manguera y no la soltamos hasta apagar el incendio. Las mujeres de las cocinas somos mujeres de armas a tomar. ¡Preparen, apuuunteeen….corten, batan, amasen, soben y hagan todo lo que sea necesario!. Féminas guerreras de las cocinas: ¡a batallar!. Pocos saben lo arduo de nuestra profesión...y cuando terminamos nuestra jornada laboral: ser mujeres en la vida. Esta nota es mi humilde homenaje a todas mis amigas gastronómicas y a todas las mujeres gastronómicas que se vean reflejadas. Ánimo compañeras: ¡mi mayor admiración a todas ustedes!.